Los sordos empezaron a experimentar en el siglo
XVI los benéficos efectos del arte de ser instruidos, inventado
hacia el año 1570
por el célebre español fray Pedro Ponce de León, monje benedictino
en el monasterio de San Salvador de
Oña. Este sabio fue el primero que concibió el pensamiento de dar
una nueva vida a los sordos enseñándoles a pensar con orden y a combinar
sus ideas para poder expresarse con claridad.
Existen diversas lenguas de signos que
se utilizan igual que las lenguas orales, para describir, expresar y
comunicar diversos objetos e ideas; y existen dos sistemas
internacionales (alfabetos manuales) para representar las
letras del alfabeto latino: uno utiliza una sola mano y el otro utiliza
ambas manos. Estos alfabetos sólo se utilizan para deletrear palabras,
no para comunicarse normalmente.
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